24/9/12

DEFENSA DE LA CATEDRAL DE LA PLATA




Lo ocurrido el domingo 23 de septiembre de 2012 en la ciudad de La Plata (Argentina) permanecerá por siempre en la memoria de quienes fuimos parte de la defensa de la Catedral platense.
Los defensores, soldados de Cristo y de su Iglesia, en
tendimos desde el primer momento que debíamos acudir por deber, pero agradeciendo al Cielo el inmenso don de poder estar cumpliendo esa hermosa tarea.
Estamos al servicio de lo más puro y santo sobre la Tierra -Nuestro Señor Sacramentado-, de la dignidad de la Santa Iglesia, de la vida humana, de la Realeza de Nuestro Señor Jesucristo... ¿Acaso existe otra posibilidad para un católico?
No nos amilanan otros seres humanos –sea que vengan de a cientos, o de a millones-, ni tampoco los demonios, tan cercanos a nuestros enemigos. No nos amedrentan los artefactos o artificios humanos de destrucción y muerte, de cualquier especie. El dolor físico es nada para quien espera la eternidad del alma.
¿Qué podrá significar entonces para nosotros una turba tan arrogante como infeliz, tan ciega, tan insolente, blasfema e indigna de la especie humana, como la que intentó en vano atacar la Catedral platense el pasado Día del Señor?
Ojalá esos pobres desequilibrados entiendan que antes de poner uno de sus sucios pies en la Casa de Dios, deberán antes pisar nuestros cadáveres.
Al mismo tiempo que ofrecemos resistencia a las huestes del demonio, rezamos por los tibios que se dicen católicos, pero que disfrutan observando –inmóviles- cómo la Santa Fe que dicen llevar en sus corazones es atacada de mil maneras. Quiera Dios que despierten, antes de que sean llamados por el Altísimo a rendir cuentas de cada uno de sus días en la Tierra.
¡Que Nuestro Sol Eucarístico brille en los corazones de todos los Hijos de Dios, y guíe sus pasos en la noche de la historia!
¡Viva Cristo Rey!

Para ver la nota de ACIPRENSA sobre lo sucedido en La Plata PRESIONE AQUI




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