HISTÓRICO ALEGATO DEL CNEL. SEINELDÍN ANTE LA CÁMARA FEDERAL POR LOS HECHOS DEL 3 DE DICIEMBRE DE 1990



Hoy me presento ante esta Excelentísima Cámara para exponer sobre los hechos del 3 de diciembre [de 1990] de los cuales soy el comandante y el único responsable. Esta exposición ante vosotros abarcará cuatro puntos: primero, una introducción; segundo, los antecedentes políticos que motivaran el pronunciamiento del 3 de diciembre; tercero, los antecedentes militares de los cuatro pronunciamientos; y quinto, consideraciones generales. Como introducción le expreso a la Honorable Cámara que voy a hacer algunas aclaraciones para evitar equívocos y malas interpretaciones. Mi designación es de Coronel de la Nación, es decir, que aparte de las facultades que me impone el Ejército, la nación, a través del Congreso, me impone facultades correspondientes a la misma, me obliga a conocer toda la problemática nacional, toda la política nacional. Por supuesto que esta política se refiere a la política mayor, a la establecida en la Constitución, la ley y sus principios, y no a la política partidista, de la cual jamás he participado y jamás he votado en mi vida; por una simple razón, de que yo le debo obediencia y subordinación a los valores permanentes de la Nación, que es la nación argentina, la Constitución y sus leyes, y no a los partidos, que los respeto pero no pertenecen al orden permanente. Mi grado también, Su Señoría, me impone hablar con claridad, y dada la responsabilidad que se ha tratado en esta Cámara, que es la indefensión y la corrupción que existe en la nación argentina, me obliga a utilizarlo para hablar con claridad ante vosotros.

La misión de las Fuerzas Armadas

Dicen nuestros reglamentos respecto al Ejército, las Fuerzas Armadas, que es una de las instituciones fundamentales de la nación, es el brazo armado de la patria y su misión es salvaguardar los más altos intereses de la nación. En esto impone salvaguardar el honor de la nación, su territorio y la Constitución y sus leyes. Más adelante explica y expresa perfectamente que debe existir una férrea disciplina en los cuadros y la tropa, para cumplir esta misión. De los testimonios surgidos en esta Honorable Cámara hemos podido comprobar que la institución hoy no es el brazo armado de la patria; no es considerada una de las instituciones fundamentales de la nación; y tampoco está en condiciones de salvaguardar los más altos intereses. En mi persona, como en muchos soldados, se produjo un choque duro entre el deber de la obediencia y la voz de la conciencia, privando esto último. Y mucho más porque se nos cerró la razón, como ustedes habéis escuchado a todos los participantes del pronunciamiento, que les agradecieron que los hayan escuchado. La razón se cerró. En otro aspecto, he de explicarle, Su Excelencia, que jamás participé de una intervención militar, jamás. Pero esto no quitó que yo estudiara toda la problemática política de las intervenciones militares, por una simple circunstancia: que el poder militar o la fuerza militar, que es el orden permanente, está atado al poder civil y corre su misma suerte. Cuando me refiera o hable del Ejército en especial, pero incluyo en ello a la Marina, a la Fuerza Aérea, a la Gendarmería, a la Prefectura Naval Argentina, a las policías y a la Penitenciaría Nacional y Provincial, porque todas ellas forman parte de un conjunto que hace a la Defensa Nacional. Por momentos me referiré a la Fuerza de Defensa Nacional.

Antecedentes de los pronunciamientos militares


Para encontrar los motivos de estos pronunciamientos voy a tomar como base la división de la historia política de la patria en seis períodos: el período del nacionalismo, desde 1816 hasta 1853, 37 años aproximadamente; el período del liberalismo, desde 1853 hasta 1880; el período del conservadurismo, que va desde 1880 hasta 1916; el período del radicalismo, desde 1916 hasta 1945; el período del justicialismo, de 1945 a 1976; y por último, el sexto período de la patria, en dos siglos, que va desde 1976 hasta el 2000 aproximadamente. He de expresarle que en estos primeros cinco períodos la nación argentina se manejó con un proyecto nacional. En todos los períodos se respetó la Argentina tradicional e histórica, inclusive en las intervenciones militares. La economía era una economía de producción y desarrollo y estaba subordinada a la política, y las Fuerzas de Defensa Nacionales participaban con un doble esfuerzo: un esfuerzo a la seguridad y defensa y, el segundo, al desarrollo del país. Esto era lo que eran los cinco períodos; pero voy ahora a indagar en dónde están las verdaderas causas, que es en el período en desarrollo, que va desde 1976 hasta nuestros días, y para un análisis exhaustivo, lo voy a dividir en tres fases: la fase del Proceso de Reorganización Nacional, la fase del gobierno de Alfonsín y la fase del gobierno del doctor Menem. Debemos tener en cuenta que a partir de 1976, el mundo se divide de acuerdo a la Nueva Yalta, donde las potencias dividen el mundo, quedando nosotros bajo la hegemonía del imperialismo anglosajón. A partir de este momento va a haber una carrera desenfrenada por parte de los imperialismos para dominar a sus sirvientes y se va a producir un cambio importante donde la economía de producción que teníamos en las cinco fases anteriores va a ser reemplazada por una economía de especulación, de especulación financiera, lo que va a acelerar prontamente la dependencia. Además, las decisiones políticas van a ser subordinadas a las decisiones económicas. Esta es la maniobra generada en el día de hoy. Pero también, va a haber otra maniobra importante, va a haber una maniobra de agresión a los sustentos de la nación argentina, tradicional e histórica. Se va a destacar una acción de erosión contra los factores naturales que sostienen la nación argentina, la Iglesia, como fuerza espiritual; la dirigencia Política, como fuerza de conducción nacional; los gremios, como fuerza social; la empresa pequeña y mediana y la empresa industrial, como fuerza económica; y por supuesto las Fuerzas Armadas, de seguridad y policiales como fuerzas que hacen al desarrollo y a la defensa de la nación argentina. ¿Por qué? Por una sencilla circunstancia: que todas estas fuerzas naturales de la nación argentina se apoyan en la doctrina del desarrollo espiritual y físico de la sociedad y del hombre; todo eso será demolido para darle entrada al otro nuevo sistema que corresponde al nuevo orden.

Los tres períodos despúes de 1976

Voy a tomar entonces, para ir a una segunda explicación, los tres períodos, el período del proceso de Reorganización Nacional, el período del doctor Alfonsín y el período de Menem. Desde los centros financieros internacionales, responsables de realizar el cambio de sistema, -del de producción que teníamos al de especulación- se van a desarrollar las siguientes maniobras: primero se va a financiar el terrorismo. Ninguna guerra se realiza sin dinero. Habían ideas marxistas en las cabezas de los jóvenes argentinos, pero muchos dólares en los bolsillos. Inmediatamente, se impulsa a las Fuerzas Armadas a que retuercen a la policía porque eran sobrepasadas por una acción intensa del terrorismo. Mientras esto se realizaba, se entusiasma a las Fuerzas Armadas para que tomen el poder, y así se hace. Yo esta etapa la he vivido perfectamente y debo poner de manifiesto ante Su Excelencia que en esa oportunidad, con algunos jefes que acá me acompañan, realicé el primer pronunciamiento en la Escuela de infantería en el año 76, para evitar la ruptura del orden constitucional, porque sabíamos que íbamos derecho a un "cerco político" y a una trampa. Por supuesto, inmediatamente ya se nos colocó en una lista, pases, castigos etc... Se desarrolló la lucha contra el terrorismo y al mismo tiempo, hemos observado, que de los mismos centros financieros internacionales se desataba la maniobra de los derechos humanos, que ya preparaban para la segunda fase del gobierno de Alfonsín. O sea que el éxito táctico obtenido en la lucha contra el terrorismo se va a revertir en el futuro en una derrota política. Al mismo tiempo y a caballo de estos problemas, inmediatamente se incentivo un problema con Chile. Ahí todos comprendimos que las Fuerzas Armadas habían caído en la trampa. Posteriormente aparece un hecho inusual, imprevisto, que es la recuperación de las islas Malvinas donde, se pretende, aún no sabemos claramente, el salir del cerco, o fue una trampa, pero se apuntó perfectamente. Sí estoy seguro, en la dirección que debíamos ir, porque desde Gran Bretaña es de donde salen todas las maniobras sobre nuestro país. El gobierno militar no supo resolver la crisis planteada por casi dos guerras y media. Una contra el terrorismo, la segunda en Malvinas y la tercera casi al borde de la guerra con Chile y quedó sumido en una crisis terminal. Acá debo expresar a la Honorable Cámara, que se gestan los pronunciamientos militares en el momento en que el gobierno militar se iniciaba. Ahí se manifiesta; fue la primera manifestación que con toda mi gran modestia la hice yo, personalmente, con un grupo de jefes. Y se gestan al final del gobierno militar; se unen; se gestan; se integran. El gobierno militar ya preparó la entrega al gobierno de Alfonsín; la entrega al gobierno de Alfonsín se prepara en el mismo gobierno militar. De esto soy testigo y tengo todas las pruebas correspondientes. Volví a presentarme a mis jefes para expresarles que acá iba a haber un error muy grande: las Fuerzas Armadas iban a ser deshechas. Se me prometió que no, que esto se iba a arreglar, que los políticos decían una cosa y después hacían otra. Yo les expliqué que el doctor Alfonsín era un agente de la Segunda Internacional Roja; entonces, que allí los que venían de ese lugar no andaban con juegos, pero no se escuchó.

Atacan a las instituciones

Y comienza, durante el gobierno de la etapa del doctor Alfonsin, el ataque contra la Iglesia, como fuerza espiritual. Continúa su ataque contra la pequeña y mediana empresa, la empresa industrial y los gremios, cuestión, reitero, que durante el Proceso también se realizó. También realizó esto, o sea, que venían demoliendo la Argentina tradicional. Pero la maniobra más importante que el doctor Alfonsín realiza fue una maniobra de desculturalización, utilizando las técnicas gramscianas, lo que provoca una desorientación en todo el pueblo argentino, tratando de reemplazar los valores tradicionales por los valores nuevos, o llamémoslos los "antivalores". Pero donde el doctor Alfonsín desata una cruenta acción es sobre las Fuerzas Armadas. El plan del doctor Alfonsín era el siguiente y lo voy a exponer por circunstancias de que esto es importante. Establece dos objetivos intermedios y uno final. El primer objetivo intermedio coincidía con la referencia histórica que establecen los reglamentos, institución fundamental de la nación, institución fundante y fundamental; ahí había que crear o realizar el primer ataque. El segundo, como brazo armado de la patria y el final, salvaguarda de los más altos intereses de la nación. ¿Cómo encara el ataque al primer objetivo que es institución fundamental de la patria? Con los juicios. Enjuiciando a las Fuerzas Armadas, de seguridad y policiales y desmalvinizando. Deseo aclararle a Su Señoría que esta desmalvinización no se inicia acá; esta venía con el Proceso. Por eso tienen conexidad las tres fases de este período. ¿Qué se produjo como reacción a este enjuiciamiento a las Fuerzas Armadas, no a los comandantes por haber roto el orden constitucional, sino por los derechos humanos? Se producen las reacciones de Semana Santa, de Monte Caseros y Aeroparque. A una acción se le antepone una reacción. Como brazo armado de la patria, inmediatamente, se espera, que se consolide el primer objetivo y va al segundo en forma inmediata, que es como brazo armado de la patria y elimina las hipótesis de conflicto. ¿Qué produce esta acción de las hipótesis de conflicto? Simplemente la desmoralización y el deterioro del material y personal de las Fuerzas Armadas y, sobre todo, la desmoralización. Y yo la pude comprobar cuando llegué después de cuatro años de cumplir una misión en Centroamérica. Me sorprendió y apenó; me aterró ver el estado moral y material, además de ver el estado de los mandos que verdaderamente me llamó la atención. Cuando se realizaba esta segunda etapa, inmediatamente se lanza al objetivo final, que es desplazar a las instituciones como salvaguarda de los más altos intereses de la nación, para debilitarlas. Este debilitamiento, indudablemente, ya produjo una ruptura en la cadena de mandos, que es cuando un subalterno le pierde respeto al superior, cuando ya no le tiene confianza, como un hijo a un padre. Ahí se produce la ruptura de la cadena de mandos. Y se peligraba entrar en la anarquía, por circunstancias que los tenientes coroneles que habían realizado las operaciones de Semana Santa, Monte Caseros y Villa Martelli estaban detenidos. Quiere decir que prácticamente esa fuerza, esa fuerza espiritual, como dijera el señor capitán Breide, ese sentimiento queda en manos de capitanes, de sargentos y de mayores y había un solo teniente coronel a cargo, que es el teniente coronel Martínez Zubiria, quien a partir de ese momento comienza a visitarme en Panamá y me expresa, en varias oportunidades que concurrió -lamentablemente fallecido- el teniente coronel Martínez Zubiria. Trabajando en todos estos temas, murió después de una actividad relativa a todos estos problemas que atañen a los pronunciamientos y me invitó a que me tenga que hacer cargo para evitar la anarquía. Bueno, yo le expreso que voy a concurrir pero como factor de unión, porque aun el día de hoy no guardo el odio, ni tampoco difundo odio en la gente a mis órdenes; porque los que tienen razón no pueden odiar. Como Vuestra Excelencia ha podido comprobar a lo largo de tantos testimonios, le dije, voy como factor de unión. Comienzo a partir de ese momento a comunicarme con una serie de jefes, entre los cuales estaba el general Cáceres, que en paz descanse, para realizar el acto, acumular el mando en un jefe, e inmediatamente entregarlo a un general. Vengo a realizar pactos. Y realizo los pactos que los señores jueces han tenido la oportunidad de escuchar. Dentro de ese pacto, establezco siete cosas, siete aspectos. Uno: recuperar la institución como institución fundamental de la patria. Pido dentro de ese pacto la reivindicación de la lucha contra la subversión en el terreno militar, porque hubo sacrificios; gente que combatió, que peleó; la reivindicación de Malvinas y detener en gran parte los medios de comunicación social, que ya esta guerra, guerra psicopolítica, en la fase de Alfonsín, venía haciendo estragos. En lo que respecta al brazo armado de la patria, le pedí reestructuración de la Fuerza; le pedí presupuesto militar; mejorar los sueldos y solucionar todos los problemas internos, introduciendo a todo el personal, poniéndole un castigo y poniéndolo en situación de trabajo dentro de la Fuerza. Yo pasaba a retiro y me encargaba de calmar los ánimos y sancionar los problemas internos. Por último, el pacto hablaba que el general Caridi debió de retirarse por haber fracasado en la conducción de la Fuerza y yo también retirarme. Cuando esto se estaba produciendo armónicamente, desde el mismo gobierno se establece La Tablada. La Tablada fue un montaje hecho por el propio gobierno para anular el plan, porque les recuerdo a vosotros que en esa oportunidad se hablaba de un pacto entre Lorenzo Miguel, que forma parte de los gremios, y el doctor Menem, que venía con la bandera de la revolución productiva; es decir, volver al sistema de producción y desarrollo, una Fuerza Armada a disposición de la Constitución y un proyecto nacional. Entonces sobre eso, cuando vieron que se organizaba de nuevo el factor que había costado demolerlo, se encargó La Tablada. Es decir, los ideólogos que ya trabajaban en la segunda fase de Alfonsín le piden a los que trabajaron en la primera fase, que es la guerrilla, que realicen una acción psicológica, una acción militar, a efectos de romper ese pacto. Hasta acá puedo expresarles que la etapa del Proceso de Reorganización Nacional coincidió con la presencia de la guerra de guerrillas, cuyo protagonista era el guerrillero, su objetivo la destrucción de los cuerpos. Pero en esta segunda etapa, que es la del gobierno de Alfonsín, cambió la guerra de guerrillas a la guerra psicopolítica, donde el protagonista es el ideólogo y su objetivo ya no eran los cuerpos, sino las mentes. Finalizó el gobierno de Alfonsín con una debilidad inmensa de la Iglesia y la proliferación de las sectas; con un fracaso en la dirigencia política producto de los errores, de los desvíos y fundamentalmente por la gran crisis, por la gran corrupción dirigencial que tenía; debilitada la pequeña y mediana empresa y, sobre todo, la industrial y, por supuesto, igual que en el Proceso, comienza el endeudamiento, que habíamos quedado que se va a instalar un sistema financiero de especulación. Pero muy especialmente queda el pueblo argentino en una desorientación total, por la forma como atentaron contra las inteligencias nacionales. Vamos ahora a ver la etapa de Menem. No voy a hablar en general, sino del problema militar exclusivamente, porque prácticamente hoy se consolidan las pautas establecidas por el doctor Alfonsín. Yo voy a expresar a la Honorable Cámara, voy a hablar acá exclusivamente del problema militar. No me voy a referir a la Defensa Nacional en toda la nación argentina, porque es un concepto de la Segunda Guerra Mundial -ya nación en Armas- que debe estar bajo este concepto lo psicosocial, lo político, lo económico y lo militar.

Coronel Mohamed Alí Seineldín
7 de Agosto de 1991

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